Cuando doy una sesión de Money Coaching, me gusta comenzar con esta imagen que representa los 6 grandes pilares que las finanzas personales buscan entender, alinear y fortalecer.
Y hoy quiero hablarles de uno de esos pilares fundamentales: nuestras obligaciones fiscales. 😬
Un tema que suele venir cargado de emociones. 😮💨
Porque si hay algo que genera incomodidad, frustración y a veces hasta enojo, son los impuestos. Muchos los perciben como un castigo. Otros, como una trampa. Y no faltan quienes hacen todo lo posible por evitarlos.
Optimizar nuestras obligaciones fiscales es una parte clave de una buena estrategia financiera. Pero cuando el tema de los impuestos se convierte en el centro de todas nuestras decisiones, podemos perder de vista lo más importante: nuestras metas, nuestros objetivos, y la vida que realmente queremos construir.
Con esto no quiero decir que amo pagar impuestos. Para nada.
Sé que para muchas personas, los impuestos se sienten como dinero que “se nos va” sin retorno. Sé que duele ver cuánto nos descuentan del sueldo cada mes.
Sé que pocas cosas generan tanta resistencia emocional como los impuestos.
Hay enojo, frustración, e incluso miedo. Y no es para menos: muchas veces nos enfocamos únicamente en lo que “nos quitan”.
Pero la realidad es que pagamos impuestos para vivir en un país con calles pavimentadas, escuelas públicas, hospitales accesibles, bomberos, parques, transporte público, seguridad social, subsidios al arte, programas sociales, infraestructura digital…
Y en lugares como Canadá, también nos compran acceso a servicios médicos universales, educación subsidiada, apoyo a quienes están en situación vulnerable y beneficios que, aunque no siempre usemos, crean una red de protección para todos.
Los impuestos no son una pérdida automática.
Son una forma de redistribuir, de sostener, de invertir en lo común.
Y aunque sí, hay mucho que mejorar en la forma en que se administran los recursos públicos, también hay mucho que agradecer y reconocer.
Este es un tema (muy amplio) para otro post, hoy quiero centrarme en lo siguiente:
Una buena planeación financiera no empieza por los impuestos.
Empieza por tus metas. Tus valores. Lo que quieres construir con tu dinero.
Porque optimizar tu carga fiscal…
NO es más importante que conocer tus números.
NO es más importante que saber con exactitud cuánto necesitas para cubrir tu estilo de vida hoy, sin estrés y sin culpa.
NO es más importante que tener un fondo de emergencia que te dé paz mental ante lo inesperado.
NO es más importante que tener claridad sobre tus metas de corto, mediano y largo plazo: ese viaje que sueñas, el enganche de tu casa, la educación de tus hijos, tu retiro.
NO es más importante que entender tu flujo de efectivo mensual, reconocer tus hábitos de consumo y ver si estás gastando de forma alineada con lo que más valoras.
NO es más importante que construir una estrategia de inversión sólida, bien diversificada y adaptada a tu etapa de vida.
Porque si todo lo anterior no está claro, si no tienes una visión completa y ordenada de tu sistema financiero personal, entonces
¿Qué sentido tiene obsesionarte con pagar menos impuestos? Estarías optimizando una estructura que ni siquiera existe. O peor, estarías tomando decisiones aisladas solo por el beneficio fiscal, sin considerar si realmente se alinean con lo que necesitas.
Lo fiscal sí importa, pero no es el punto de partida
Claro que vale la pena aprovechar las reglas del juego a tu favor. Claro que hay decisiones tácticas, como contribuir al RRSP, abrir un FHSA o invertir dentro de un TFSA, ya que pueden ayudarte a reducir tu carga fiscal y construir riqueza; pero esas decisiones deben venir después de un análisis completo. Después de conocerte financieramente. Después de trazar un mapa claro.
He visto muchas personas tomar decisiones financieras solo porque “te ayudan a pagar menos impuestos”. Pero si no sabes exactamente por qué estás tomando esa decisión, si no hay una estrategia detrás, es como construir el techo antes que los cimientos. 😬
Cambiar nuestra relación con los impuestos es también cambiar nuestra relación con el dinero.
Es pasar de la escasez a la conciencia.
De la evasión al compromiso.
De la queja a la elección.
Yo trato de verlo de este modo: Pagar impuestos es señal de que estás generando ingresos, construyendo patrimonio, participando activamente en la economía.
Por supuesto que queremos optimizar. Queremos aprovechar los beneficios fiscales, hacer aportes inteligentes y no pagar de más.
Pero no deberíamos aspirar a pagar cero impuestos como si ese fuera el indicador de éxito. Porque a veces, detrás del deseo de no pagar impuestos, hay también un deseo (consciente o no) de mantenernos pequeños.
Al final del día, hay una verdad que a veces se olvida:
Las personas que pagan pocos impuestos, por lo general, tienen pocos ingresos.
Tú qué piensas?
Hasta la próxima! 🎉
Anel,